Declaración del editor de “Bitter Winter” en una sesión sobre la libertad de religión o creencias del Parlamento de las Religiones del Mundo (Parliament of the World’s Religions) 2023 en Chicago.
por Massimo Introvigne
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En varios países, las leyes contra la trata de personas son cada vez más usadas o mal usadas contra organizaciones religiosas etiquetadas como “sectas”. La trata de personas es, por supuesto, un grave problema que afecta a miles de mujeres, hombres y niños que son traficados para sexo comercial o trabajo forzado. Dado que las víctimas de trata de personas son a menudo aterrorizadas por el crimen organizado y otros que trafican con ellas, las leyes estipulan que su consentimiento para ser objeto de trata es irrelevante.
La lucha contra la trata de personas es una labor policial necesaria y loable. Sin embargo, quienes se oponen a grupos que estigmatizan como “sectas” intentan aprovecharse de las leyes contra la trata alegando que las “sectas” también “trafican” con sus miembros pidiéndoles que trabajen sin salario o abusando sexualmente de ellos.
Un ejemplo –pero no el único– es Argentina, donde una fiscalía especial llamada PROTEX, influida por los antisectas locales, ha ampliado recientemente su actividad a las “sectas”, alegando que explotan a sus miembros para trabajo gratuito o abusos sexuales. Cuando los miembros declaran que están contentos de trabajar como voluntarios, o niegan haber sufrido abusos, la PROTEX aplica el principio de que el consentimiento expresado por las víctimas de trata es por definición inaceptable, e ignora sus testimonios.
Así, la PROTEX ha reabierto un caso contra un grupo llamado Escuela de Yoga de Buenos Aires, que ya había sido declarado inocente del cargo de haber supuestamente inducido a algunas de sus miembros femeninas a la prostitución en el año 2000. La PROTEX utiliza para los mismos hechos el nuevo ángulo de la trata, que le permite ignorar el hecho de que, sin excepción, todas las mujeres señaladas por un exmiembro apóstata como prostitutas, algunas de las cuales tienen entre cincuenta y setenta años, niegan firmemente estar implicadas en la prostitución o ser “víctimas de una secta”.
PROTEX, de nuevo cooperando con los antisectas, también ha resucitado la desacreditada teoría del lavado de cerebro para acusar de trata de personas a la rama argentina del movimiento australiano Jesus Christians. En este caso, una jueza ha desestimado la causa con una sentencia que critica severamente los métodos y la ideología de los antisectas. Hace unas semanas, la PROTEX allanó 38 centros de la respetada ONG evangélica internacional REMAR, alegando que el hecho de que tanto los voluntarios como las personas a las que el grupo rehabilita de la drogadicción y la violencia trabajen sin un salario regular equivale, una vez más, a trata de personas.
El uso displicente de las leyes sobre trata de personas está apareciendo ahora también en otros países. Es un caso peligroso de utilización de estatutos, originalmente establecidos para un fin diferente, para criminalizar a minorías religiosas y resucitar el caballo muerto de las teorías del lavado de cerebro. En el caso de Argentina y PROTEX, es urgente que quienes alaban a la agencia por su labor contra la trata tomen conciencia de que se abusa de las leyes contra la trata para violar la libertad de religión o de creencias.
* Artículos académicos sobre el caso BAYS:
Por Susan Palmer: “De sectas a ‘cobayos’: las nuevas religiones como ‘conejitos de indias’ para poner a prueba nuevas leyes. El caso de la Escuela de Yoga de Buenos Aires”.
Por Massimo Introvigne: “La gran caza de brujas contra las sectas en Argentina y la Escuela de Yoga de Buenos Aires”.
Análisis desde el punto de vista de los derechos humanos del caso PROTEX por Willy Fautré, parte 1 y parte 2.