En 2022, un segundo allanamiento golpeó a la EYBA, y el caso sigue pendiente. La principal acusación es la trata de personas a través de una red de prostitución.
por Massimo Introvigne
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Cuando se produjo el segundo allanamiento de la EYBA, el 12 de agosto de 2022, la escuela se contactó inmediatamente con los abogados. Susana Barneix, alumna con un nivel 7 formal, era ella misma abogada, pero también se encontraba entre los presos. Los abogados aconsejaron inmediatamente a sus clientes de la EYBA que su mejor defensa era el ne bis in ídem. Se les acusaba de delitos por los que ya habían sido investigados y absueltos en 2000. El propio Pablo Salum dio a entender en algunas de sus declaraciones públicas que lo que había cambiado desde 2000 no eran los hechos, sino las leyes. Sin embargo, las leyes penales no pueden ser retroactivas.
¿Cuáles son las “nuevas leyes”? Lo que el fiscal intentó aplicar contra la EYBA era la ley argentina 26.842 de 2012 contra la trata de personas. Por qué y cómo se aprobó esta ley ha sido reconstruido en un libro crítico de la académica y fiscal Marisa S. Tarantino, publicado en 2021. Tarantino describe tanto las presiones internacionales como las internas en Argentina por una ley más dura contra la trata de personas. La ley 26.842 fue más allá de las convenciones internacionales que consideran víctimas de trata de personas, aunque nieguen su condición de víctimas, a quienes son explotadas para la prostitución o el trabajo forzoso mediante violencia, amenaza o engaño. En la ley argentina de 2012 estas no son características del delito. Aunque sí están presentes, son consideradas como circunstancias agravantes. Esto significa que puede haber trata de personas incluso en ausencia de violencia, amenaza o engaño.
Tarantino explica que hubo dos razones para introducir esta peculiaridad argentina. La primera fue la influencia del movimiento por la abolición de la prostitución. Aunque la prostitución per se, si es ejercida libremente por la prostituta, no es ilegal en Argentina, la ley de 2012 implica que no existe tal persona como una prostituta libre, y todas son al menos sospechosas de ser víctimas de trata. La segunda razón es la actividad de presión de una fiscalía especial llamada PROTEX (Procuraduría para el Combate de la Trata y Explotación de Personas), cuyas facultades y recursos se ampliaron considerablemente.


¿Qué tenía que ver todo esto con las “sectas” y la EYBA? Según Tarantino, la técnica utilizada para criminalizar la prostitución en general (sin decirlo explícitamente) es “la vulnerabilidad como dispositivo de gobernanza”. Esto crea un “paradigma de victimización” que niega a ciertos sujetos “su subjetividad, su potencia política”. En otras palabras, una prostituta es por definición “vulnerable” y “una víctima”. Si ella dice que ha decidido libremente ser prostituta, esto sólo prueba que la “victimización” ha sido especialmente eficaz y lo que queda por hacer es que la PROTEX determine quién es el victimario.
No soy especialista en el tema de la prostitución, pero lo que me interesa del análisis de Tarantino es la similitud entre el abuso de vulnerabilidad que supuestamente se da por definición en el caso de las prostitutas y el “abus de faiblesse” (que se traduce precisamente como “abuso de vulnerabilidad”) que es el delito típico del que se acusa a las “sectas” en Francia. Parece una encarnación más del lavado de cerebro.
Reconocí los nombres de luminarias de PROTEX citadas por Tarantino en su libro como defensoras de un paradigma de vulnerabilidad más amplio. Eran las mismas personas que organizaron el allanamiento contra la EYBA. La PROTEX tiene un gran interés en ampliar aún más su campo de operaciones. Parece que está intentando hacerlo afirmando que, al igual que las que trabajan como prostitutas, las que se unen a “sectas” son todas “víctimas” de un “abuso de su vulnerabilidad”, incluso cuando lo niegan -lo que parece otro intento de resucitar la teoría del lavado de cerebro.
Hay pruebas de una cooperación entre Pablo Salum y PROTEX que va más allá del caso de la EYBA. Pero la PROTEX debe haber considerado al caso de la EYBA como su oportunidad para crear una tormenta perfecta. No sólo se describe a las “víctimas” de la EYBA como víctimas de un “lavado de cerebro” por parte de una “secta”, lo que para PROTEX es una situación de “abuso de vulnerabilidad” similar a la trata de prostitutas. En el caso de la EYBA, se alega que las víctimas a las que se les lavó el cerebro se convirtieron de hecho en prostitutas, es decir, que eran al mismo tiempo “víctimas de un lavado de cerebro”, prostitutas y “adeptas de una secta”.
El auto de procesamiento del juez Ariel Oscar Lijo, del 8 de septiembre de 2022, es un documento de 572 páginas. Lo leí varias veces, y en pocas palabras cuenta esta historia. La EYBA es una “secta” según la definición de los activistas antisectas españoles, que atrae a sus miembros y los mantiene en la escuela mediante el uso del lavado de cerebro. Aunque aparentemente su objetivo es enseñar filosofía, su propósito real es enriquecer a Percowicz y a otros dirigentes mediante el ejercicio de la prostitución. Las estudiantes femeninas son sometidas a un continuo lavado de cerebro, algunas de ellas casi desde su nacimiento porque sus padres ya eran miembros de la escuela, a través de un clima en el que el sexo y la pornografía se celebran continuamente. Se las priva de su libre albedrío y personalidad mediante sofisticadas técnicas de control mental. A continuación, son objeto de trata y enviadas a encontrarse con clientes masculinos. La mayor parte del dinero de su negocio de prostitución va a parar a la EYBA. Las distintas empresas explotadas por los miembros de la EYBA, como la de coaching y las agencias inmobiliarias, son tapaderas cuyo objetivo es justificar fraudulentamente la presencia de beneficios que proceden en realidad de la prostitución, de modo que son en realidad organizaciones de blanqueo de capitales. La llamada clínica también se utiliza para blanquear dinero, pero las “curas de sueño” que allí se realizan también sirven para lavar aún más el cerebro de las mujeres que ejercen la prostitución y castigar a las que intentan rebelarse o escapar (no se explica por qué Juan Percowicz y otros dirigentes también pasaron por estas curas). También tiene como actividad delictiva secundaria el contrabando de medicamentos a Estados Unidos, como lo prueba el hecho de que los tres estudiantes detenidos en el aeropuerto de Buenos Aires llevaban en su equipaje una cantidad importante de medicamentos de venta con receta. Excepto un número comparativamente pequeño de alumnas-prostitutas, que son víctimas, todos los miembros de la escuela son victimarios y parte de una organización delictiva, lo que justifica su detención.


Obviamente, esta vasta conspiración necesita ser probada. La acusación menciona a un denunciante, que no se nombra pero que obviamente es Pablo Salum, y a cuatro testigos, que parecen ser personas que limpiaban los apartamentos de la Avenida Estado de Israel, y otros donde vivían alumnos de la EYBA, y la llamada “clínica”. Una de ellas fue identificada por los estudiantes como una señora de la limpieza a la que habían descubierto robando y despedido, y que había jurado “ir con Pablo Salum” como venganza. Los testigos no dicen mucho, salvo que oyeron rumores y vieron a mujeres “vestidas como prostitutas”. Una testigo dijo que vio a alumnas vestidas de “rojo y azul”, que serían los colores típicos de las “viejas prostitutas”.


Basándose en las afirmaciones de Salum, la PROTEX creía que los encuentros sexuales se grababan en vídeo y las cintas se guardaban en casa del mago escénico Barragán para posibles usos futuros como material de chantaje. Sin embargo, los miles de vídeos incautados en el apartamento de Barragán fueron pacientemente visionados e indexados por los agentes. En ellos sólo aparecían cursos de la EYBA. Como ya he mencionado, guiados por la declaración manifiestamente falsa de Pablo Salum de que las enseñanzas sobre sexualidad eran el centro de los cursos de la EYBA, los agentes se lanzaron a la pesca examinando todas las conferencias, y encontraron muy poco en cuanto a discusiones sobre sexo. Sólo se basaron en los viejos y arruinados VHS pornográficos comerciales que encontraron y en fotografías con encuentros sexuales y desnudos (incluida la que he comentado anteriormente) para afirmar que los rituales de las “Cazafantasmas” eran de naturaleza sexual, algo que todos los estudiantes niegan.


Lo que le quedó al juez fue la interpretación de las conversaciones telefónicas intervenidas y los diarios de algunas mujeres. La expectativa de que se encontrarían referencias sexuales salvajes llevó a los detectives a varios errores (algunos se corrigieron más tarde). El apellido de Carnegie, que en todo caso fue denunciado como autor que enseñaba técnicas de lavado de cerebro, se transcribió a veces erróneamente como “carne”, y las referencias a libros se interpretaron erróneamente como indicación de encuentros “carnales”. En una conversación sobre Plácido Domingo, la sugerencia de invitarle a un “coaching” se transcribió como “colchón”, indicando de nuevo una propuesta sexual. Otras conversaciones son ciertamente ambiguas. Percowicz llama a una estudiante (y amiga desde hace muchos años) “gran puta”, a lo que ella responde “Gracias a vos soy gran puta”. “Puta” se utiliza con frecuencia en el feminismo de habla hispana con el sentido de mujer audaz e independiente (una alusión irónica al mote con que se ha pretendido descalificar a mujeres notables como Juana de Arco y Elizabeth I) y no indica necesariamente una profesión. Y el uso de palabras como “clientes”, “servicios” e incluso “novios” no indica que las relaciones a las que se hace referencia sean formas de prostitución.


Las personas que escriben un diario suelen volcar no sólo sus fantasías diarias sino lo que le dicen sus fantasías más alocadas y sus pensamientos más oscuros, como una forma de conocerlos. Algunas de esas anotaciones son absurdas incluso a simple vista, y el juez no ha encontrado forma de explicarlas. Cito como ejemplo esta transcripción: “Fatigada llegaré a U$ 350.000 y lograré el objetivo. Luego le … y dejaron de facturar. Ahora están facturando más y se pusieron las pilas porque se las apuró desde Bs.As.”; “La mano está muy dura y este mes hay que llegar a 410.000 $”. Nótese que la persona no dice de qué está hablando, ni menciona jamás a la EYBA. Pero lo que más llama la atención es que, si fuera cierta esta manifestación, la autora estaría obteniendo un ingreso comparable al de los empleos mejor rentados del mundo.
A veces, enterrados en algún lugar de las 572 páginas, hay argumentos que niegan las propias afirmaciones del juez. Un caso espectacular se refiere a un destacado empresario argentino, que no se nombra pero que es claramente Carlos Pedro Blaquier, fallecido en 2023. El industrial visitaba regularmente a una alumna de la escuela llamada J, a la que ya conocía antes de que ella se uniera a EYBA. El juez señala a J. entre las víctimas de trata y cree que su relación con Blaquier era la de una prostituta con un cliente rico. Sin embargo, entre los documentos incautados sobre Blaquier el juez menciona uno en el que el industrial pide que él y J. sean “enterrados juntos”. ¿Qué hombre pediría ser enterrado con una prostituta? La sola petición de entierro confirma lo que J. me dijo: que durante diez años mantuvo una relación amorosa con Blaquier, que estaba separado de hecho, aunque no legalmente de su esposa, y que se consideraban una pareja, unidos por un amor tan romántico que incluso planeaban compartir algún día la misma tumba.
Tras el auto de procesamiento, en octubre de 2022, nueve mujeres señaladas como víctimas o “posibles víctimas” fueron llamadas a declarar a través de una “Cámara Gesell”, en la que respondieron a preguntas preparadas por el fiscal, pero formuladas a ellas por psicólogos. Todas declararon que no eran prostitutas, que nunca habían intercambiado sexo por dinero, que no habían sido víctimas de trata y que eran mujeres normales, profesionales, con vida, trabajo y amigos fuera de la EYBA, por lo que las acusaciones de que les habían lavado el cerebro eran ridículas. Entrevisté a siete de ellas, que me dijeron lo mismo. Ciertamente no parecían prostitutas, se movían libremente por Buenos Aires, y si habían perdido sus trabajos era a causa del allanamiento y la investigación. Como ya he dicho, la más joven tenía 35 años.
El juez había anticipado que las víctimas negarían serlo, y aquí es donde el tema del lavado de cerebro y cómo la ley 26.842 es interpretada por la PROTEX surgen como las claves del asunto. Si una prostituta víctima de trata niega que lo es, argumenta la PROTEX, esto es una prueba más de que es víctima de trata y de que alguien está abusando de su vulnerabilidad (abus de faiblesse, de nuevo). En muchos casos de trata, es cierto que las prostitutas víctimas de la trata se niegan a declarar porque están aterrorizadas por el crimen organizado. Sin embargo, el caso de la EYBA parece totalmente distinto. No se trata de inmigrantes aterrorizadas ni de mujeres marginadas, sino de profesionales cultivadas que tienen (o tenían antes del allanamiento) trabajos regulares y una vida social muy normal. Sólo un fanático creyente en la ideología del “lavado de cerebro” y de las “sectas” supondría que, como “sectarias”, les habían lavado el cerebro e incluso podrían haberse prostituido sin saberlo.
Obsérvese que, si no hay prostitutas, no hay caso. El blanqueo de dinero supuestamente tenía como objetivo ocultar el dinero de la prostitución, y la razón de ser de la organización delictiva era organizar y gestionar la red de prostitución. Por otro lado, en la hipótesis de que la PROTEX pudiera probar que uno o varios estudiantes de la EYBA intercambiaron sexo por dinero, aún debería demostrar que lo hicieron en base a una coacción por parte de los dirigentes de la escuela (aunque en este caso dirían que la coacción fue psicológica, a través de un lavado de cerebro).
Las supuestas “víctimas” o “posible víctimas” que conocí o entrevisté no muestran signo alguno de haber sido explotadas. Ellas son, en orden descendente de edad:
-una psicóloga social y cantante profesional de 66 años;
-una profesora de artes visuales y pintora de 62 años;
-una actriz de 57 años, miembro del equipo campeón mundial de magia 1997;
-una docente primaria y coach filosófica en empresas de 57 años;
-una mujer de 50 años que ya fue considerada “víctima” y sometida a pericia en la causa anterior, que demostró que no fue víctima ni explotada;
-una licenciada en administración de 45 años;
-una agente inmobiliaria de 43 años;
-una profesional de marketing digital de 41 años;
-una agente inmobiliaria, diseñadora de macromedia y diseñadora web de 36 años.
Hay tres otras “víctimas” que viven en el extranjero desde hace aproximadamente una década: una enfermera diplomada de 52 años; una mujer de 46 años que ha tenido la misma pareja desde hace más de 20; y una abogada de 44 años. Considerar a este grupo de mujeres como una banda de prostitutas explotadas por EYBA sería risible si no fuera doloroso e insultante para ellas.
Los presos de la EYBA estaban sometidos a un régimen carcelario muy duro. Diez compartían la misma celda. Los que eran homosexuales me contaron que eran insultados e intimidados por peligrosos pandilleros que ocupaban una celda cercana. Sobrevivieron gracias a sus artistas y músicos, que empezaron a trabajar en una ópera, “El poder de Dios”.
Por el poder de Dios, o de la justicia humana, el 4 de noviembre de 2022 la Cámara de Apelación liberó a todos los acusados de la cárcel. Se fueron a casa, aunque sufren estrés postraumático y apenas pueden dormir por las noches. Incluso los estudiantes que no fueron detenidos siguen traumatizados por el terror del allanamiento. Sus negocios han sido cerrados por las autoridades o no pueden funcionar debido a la publicidad negativa de los medios de comunicación. Casi todos están sin trabajo.
Dos de los tres jueces del Tribunal de Apelación seguían creyendo que había pruebas que justificaban seguir adelante con el caso contra 17 acusados (cuatro declararon más tarde, y sus casos aún deben examinarse), aunque reprendieron al juez Lijo por no haber permitido a la defensa presentar sus pruebas. Desestimaron una de las acusaciones, la de contrabando de medicamentos a Estados Unidos, ya que las alegaciones de uso personal eran razonables y estaban despachados normalmente con el equipaje a la vista de cualquier control. El tercer juez, Eduardo Guillermo Farah, escribió en disidencia parcial que fue una muy buena idea enviar a los presos a casa, pero que el tribunal también debería haber considerado si el caso no debería haber sido simplemente sobreseído.


Soy consciente de que los estudiosos de la religión no están equipados para, ni se les pide, que decidan casos penales. En este caso, como en otros, hay cuestiones de hecho que sólo los tribunales pueden resolver. Por otra parte, este caso es diferente de otros que he estudiado, en los que algunos exmiembros afirmaban haber sufrido abusos sexuales, mientras que la gran mayoría de los miembros y exmiembros insistían en que no había habido abusos. Aquí, ni siquiera una de las presuntas víctimas afirma haber sufrido abusos, un hecho que el juez Farah nos invita a no ignorar. También mencionó el argumento técnico de que la mayoría de los hechos ya se habían juzgado en el primer caso contra la EYBA, hace más de veinte años.
El juez Farah coincide con la mayoría de los estudiosos de mi campo cuando sugiere que los tribunales dejen de utilizar “secta” y sustituyan el término por “nuevos movimientos religiosos”, y cuando expresa el temor, citando con aprobación a un criminólogo español, de que “alguien pueda pretender utilizar la cruzada contra los movimientos sectarios como coartada para la criminalización de las minorías”.
En general, el juez Farah (sin que yo esté necesariamente de acuerdo con todos sus comentarios) expresa lo que es también mi conclusión, después de haber entrevistado a varios dirigentes y estudiantes de la EYBA y de haber leído miles de páginas tanto de acusaciones como de defensas. No es imposible, dijo Farah, que en el futuro surjan pruebas de alguna actividad ilegal cometida por los dirigentes y estudiantes de la EYBA. Hasta ahora, comentó, esas pruebas simplemente no existen.