Un gran músico fue calumniado por un “antisecta profesional”, vilipendiado y detenido.
por Susan J. Palmer
Artículo 3 de 5. Lea el artículo 1 y el artículo 2.


Esta es la historia de Mariano Krauz, cuya brillante carrera internacional como oboísta solista y compositor emergente fue repentina e inesperadamente descarrilada, debido a las fantasías absurdas de un activista antisecta y apóstata de carrera, y a las maquinaciones oportunistas de PROTEX.
Nacido en 1964, Mariano Krauz es nieto de judíos polacos que emigraron a Argentina. Mariano descubrió la música a los 5 años, cuando una tía melómana le acompañó a clases de flauta dulce. Cambió al oboe y pronto se convirtió en un niño prodigio, ganando premios desde los 13 años. Estudió en el Conservatorio de Amsterdam y a los 24 años Mariano Krauz se convirtió en el primer oboísta del Teatro Colón, el magnífico teatro de ópera de Buenos Aires.
Entonces, ¿por qué este músico tan disciplinado y con tanto éxito se unió a EYBA, un club local de lectura metafísica que ha saltado a la fama gracias a los recientes reportajes de los medios de comunicación y los programas de televisión sobre la “secta del horror” de Buenos Aires?
Una visión alternativa del “apóstata de carrera” Pablo Salum y su relación con la EYBA en un vídeo preparado por miembros de la EYBA (no implicados en la investigación), ex miembros y familiares: https://www.veoh.com/watch/v1422931298AnkHe8p.
Estábamos sentados en la espaciosa cafetería de techos altos de EYBA cuando le hice esta pregunta a Mariano. Era difícil imaginar que este espacio sereno, que daba a un encantador jardín, había sido, justo el pasado agosto, el escenario de la dramática redada militarizada, cuando la policía derribó la puerta principal y retuvo a punta de pistola a unos cincuenta estudiantes de filosofía de EYBA.
Mariano habló de cómo conoció EYBA en 1991. “Tenía mucho éxito como oboísta, viajaba mucho, pero mi vida estaba incompleta. Me sentía vacío. No encontraba un modelo en mis padres, judíos laicos, ambos farmacéuticos. Me apoyaban mucho en mis estudios, y yo los quería con todo mi corazón, pero no podían mostrarme mi meta superior, ni explicarme el sentido de la vida”.
Mariano tenía una novia cuya madre era alumna de EYBA: “Ese verano me estaba preparando para una competencia internacional en Yugoslavia. Hacía mucho calor en Buenos Aires, no tenía aire acondicionado. La madre de mi novia alquiló un lugar en las montañas frescas de Calafate, al sur de Argentina, y me ofreció una cabaña donde podía quedarme y practicar. Yo era muy tímido y solitario, pero ella me dio un libro, ‘Comentarios psicológicos sobre la enseñanza de Gurdjieff y Ouspensky’, de [Maurice] Nicoll [1884-1953]. Yo no lo entendía, pero él comparaba a los seres humanos con ‘hojas en el viento’; pensé: ‘Ese soy yo’. Así que acepté su invitación, y la siguiente vez que volvimos a Buenos Aires asistí a una reunión de EYBA”.
Mariano recuerda su primera reunión de EYBA: “Habló un niño de 5 años: ‘Quiero leer un poema que escribí ayer’. Mientras el niño lo leía, me puse a llorar. ‘Este es mi hogar’, pensé, ‘un lugar donde la gente puede expresarse’”.
Le pregunté a Mariano por sus primeras impresiones sobre el Dr. Juan Percowicz, fundador de EYBA: “La primera vez que lo escuché [a Juan], dio una larga conferencia en la que habló, entre otros temas, del dolor de ser músico; de cómo la música que uno tiene en la cabeza nunca es la misma que la música que hay ahí fuera. Esto resonó en mí, y poco a poco fui conociéndolo. Es tan sabio, su forma de ser con la gente… Me propuso aprender a tocar tango. Fue una de mis primeras tareas. [En EYBA los alumnos tienen un instructor que les propone “Tareas” que les ayudarán a aplicar las ideas filosóficas a su vida cotidiana]. Me sorprendió, porque siempre había tocado música clásica, leyendo de una partitura. Ahora tenía que aprender a improvisar, a tocar de memoria. Me obligó a soltarme, a sentir la música de otra manera. Tocar tango me llevó a escribir mis primeras composiciones. Ahora soy más compositor que intérprete de oboe”.
En los primeros días de la Escuela, Juan organizó muchas ramas diferentes para estudiar artes, medicina, negocios, etc. Mariano recuerda: “Teníamos un grupo de [Fiódor] Dostoyevski [1821-1881] que leía ‘El jugador’. Junto con el Dr. Percowicz, escribimos un libro titulado ‘Dostoyevski y las cartas marcadas del jugador de póquer’. Esto me inspiró para escribir una ópera titulada ‘Cartas marcadas’ con mi compañera de estudios Susana Mendelievich. Extractos de esta ópera se representaron en el Salón Dorado del Teatro Colón, y la obertura se representó en el San José Arena de California”.


Plácido Domingo interpretó un dúo de “Cartas marcadas” en el Campo Argentino de Polo en 1996. Mariano señala: “Plácido Domingo y yo éramos amigos desde hacía más de veinte años y trabajábamos juntos a menudo, pero después de la redada los medios de comunicación intentaron inculparle como miembro secreto de EYBA. En realidad, nunca había mostrado ningún interés por la filosofía, y nunca acudió a una sola reunión de EYBA. El escándalo de la ‘secta del horror’ en los medios de comunicación manchó mi imagen pública. Plácido Domingo se distanció de mí. Resultó que la policía había estado interviniendo nuestras llamadas telefónicas durante al menos un año antes de la redada. Ahora, nadie me contrata, no he puesto un pie en el Teatro Colón desde la redada”.
A continuación, Mariano contó una triste historia: “Dos días antes de la redada, estaba reunido con los directores del Teatro Colón para hablar de mi ballet infantil. Planeábamos montarlo en 2023. Me llevó años y años crear esta música escrita como ballet. Había sido interpretada en Japón por la Orquesta del Siglo de Osaka. A la gente le encantó. Se basaba en una historia sobre el Barón Munchausen. El coreógrafo había cambiado el argumento sobre ‘Venus, el Barón… y el Amor’ para que fuera más adecuado para niños… pero después de la redada del 12 de agosto de 2022, nadie respondió mis llamadas. Y también se canceló un concierto previsto en el Teatro Colón para el 25 de noviembre de 2022, con la Orquesta Académica interpretando parte de mi ballet. Por supuesto, la noche de la redada me esposaron y me llevaron en un furgón a la cárcel, donde viví 84 días en una celda del sótano con otros hombres de EYBA, los supuestos ‘traficantes de personas’”.


Pero al menos la policía no derribó la puerta de Mariano: “Tuve suerte, porque esa noche decidí no asistir a la reunión en el café. Cuando oí el fuerte ruido de abajo, abrí la puerta de mi casa en el décimo piso, así que cuando llegó la policía no se molestó en destrozarme la puerta principal como a los demás. Lo peor es que me confiscaron la computadora. Así que ahora no tengo acceso a las nuevas composiciones en las que estaba trabajando, ni a las partituras orquestales de mis composiciones anteriores.”
Mariano y Juan Percowicz acababan de pasar 18 días en la misma celda, durante una investigación previa al juicio por presuntos delitos de trata de personas y lavado de dinero. Mariano pasó 84 días en prisión con sus compañeros de EYBA, pero al Dr. Percowicz se le permitió volver a casa a los 18 días, donde permaneció bajo arresto domiciliario.
Durante nuestro viaje a Buenos Aires, Holly Folk y yo (Susan J. Palmer) visitamos al Dr. Percowicz en Buenos Aires. Se trata de un contador jubilado de 84 años que nos recibió en su modesto apartamento, donde nos describió su interés de toda la vida por la filosofía, en particular por la filosofía esotérica. De joven, como mencioné antes en esta serie, había encontrado un profesor de Raja Yoga y filosofía hindú, que se centra en el conocimiento divino, tanto intelectual como experiencial (en contraste con los tipos de yoga más conocidos: el camino devocional/extático del Bhakti Yoga, y la disciplina física del Hatha Yoga). Percowicz tiene talento para enseñar ideas filosóficas y aplicarlas a la vida cotidiana, por lo que atrajo a un pequeño círculo de estudiantes que invitaban a sus amigos, hasta que el círculo de lectura y debate se amplió a unos doscientos.
Los medios de comunicación contaron la historia de forma diferente. Spectrum New BN 9 había afirmado: “La Escuela de Yoga de Buenos Aires, que funcionó durante más de 30 años… bajo la dirección de Juan Percowicz, de 84 años, en realidad no ofrecía clases de yoga. En cambio, atraía a la gente con promesas de felicidad eterna antes de explotarlos sexual y económicamente, dicen los fiscales”.
Mariano describió la sucia y oscura celda del sótano de la prisión donde él y sus amigos íntimos de EYBA dormían en colchonetas, compartiendo una letrina como retrete. Una vez a la semana se les permitía salir al patio para hacer ejercicio al aire libre y a la luz del sol. Pero Juan se quedaba porque no podía subir las escaleras.
Mariano recuerda las circunstancias en la cárcel que le llevaron a trabajar en su nueva composición, “El poder de Dios”: “Juan, mi profesor de filosofía, me dijo: ‘¿Por qué no escribís una composición sobre todo esto que nos está pasando? Ahora es el momento. Todas las emociones y acontecimientos están frescos en nuestra mente y en nuestra sangre. Después de algún tiempo, nos vamos a olvidar, ¿no te parece?’ Pensé: ‘Tiene toda la razón’. Pero no tenía lápiz ni papel. Entonces, como por arte de magia, los presos de la celda de enfrente nos prestaron un juego de mesa que venía con unos papeles y un bolígrafo. Así empecé. La primera canción que se me ocurrió fue ‘La banda de las rejas’, una canción de jazz con letra sobre nosotros diez durmiendo en el suelo, casi sin luz y sin agua, a veces escuchando las clases magistrales de filosofía de Juan, a veces contando nuestras historias, a veces cantando o contando chistes…”


“‘La banda de las rejas’ se convirtió en nuestro himno”, continuó Mariano. “La cantábamos juntos varias veces al día. Ayudaba a llevar algo de alegría y energía a aquel lugar oscuro y sucio. Después de esa canción, fue como si hubiera abierto una canilla. La inspiración fluía y no podía parar de componer día y noche. Más tarde, recibí un papel con pentagramas de amigos y familiares, y empecé a escribir una canción sobre los allanamientos que acabábamos de sufrir. A medida que la letra y la música iban tomando forma, cantaba las distintas partes a mis compañeros de celda, y dos de ellos se convirtieron en mis compañeros de canción. Carlos, el mago campeón del mundo, solía cantar con nosotros a veces, cuando su salud se lo permitía. Así que, cuando terminó ‘Allanamiento’, Juan me propuso escribir un musical en tres actos. El primer acto sería ‘Allanamiento’. Nuestro tiempo en la cárcel podría ser el segundo acto. Y a partir del momento en que recuperáramos la libertad, ése sería el Acto Tres, que terminaría con el cierre del caso. Lo que Juan sugirió en la cárcel ocurrió de verdad. Desde que salimos de la cárcel y recuperamos la libertad, hasta ahora compuse 72 canciones con una duración total de más de 4 horas. Mi sueño es que ‘El poder de Dios’ se represente en todo el mundo, transmitiendo un mensaje de paz, unión y tolerancia”.