La lucha contra la trata de seres humanos es una empresa digna. Utilizar las leyes contra el tráfico de seres humanos para reprimir a las minorías espirituales y resucitar las teorías pseudocientíficas del lavado de cerebro no lo es. Doce organizaciones internacionales de libertad religiosa protestan.
por Bitter Winter
Estimados Sres:
Representamos a varias organizaciones líderes que actúan como vigilantes de la libertad de religión o creencia (FoRB sus siglas en inglés por Freedom of Religion or Belief) en todo el mundo a través de publicaciones, conferencias y declaraciones en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Estamos recibiendo cada vez más informes alarmantes sobre la situación de la libertad de religión o de creencia en Argentina y las actividades de una procuraduría especial llamada PROTEX.
Entendemos que el objetivo de la PROTEX es luchar contra la trata de personas. Es un objetivo importante y loable, ya que la trata de mujeres, hombres y niños que se convierten en trabajadores sexuales forzados o en mano de obra esclava es una plaga reconocida internacionalmente.
Observamos, sin embargo, algunas críticas internacionales a la legislación argentina, que en contraste con los acuerdos internacionales no considera la violencia, las amenazas o el engaño como elementos necesarios del delito de trata, sino sólo como circunstancias agravantes.
Sabemos que, en el caso de los trabajadores esclavos o de las trabajadoras sexuales explotadas por el crimen organizado, se ha desarrollado internacionalmente una jurisprudencia que considera irrelevante el consentimiento de las víctimas, que son aterrorizadas por sus explotadores y pueden correr riesgo de muerte si testifican contra ellos.
Parece que en Argentina PROTEX hace un mal uso de este comprensible principio aplicándolo a mujeres y hombres que participan voluntariamente en actividades religiosas y de creencias, cuando es normal, en todas las religiones, que los voluntarios trabajen gratis o en todo caso sin entrar en los contratos y relaciones que son típicos de los trabajos asalariados.
Se ha creado un círculo vicioso en el que PROTEX afirma que los voluntarios y otras personas que se han unido voluntariamente a movimientos religiosos o espirituales que PROTEX considera “controvertidos” son “víctimas de trata” y, por tanto, el hecho de que nieguen ser víctimas es irrelevante.
De hecho, PROTEX parece haber unido fuerzas con los “antisectas” que creen en la teoría pseudocientífica del lavado de cerebro, repudiada por los tribunales de justicia de Estados Unidos y otros países democráticos, según la cual quienes se unen a “sectas” son sometidos a misteriosas técnicas de persuasión que los colocan en una situación de esclavitud mental.
Los estudiosos de los nuevos movimientos religiosos en los últimos cuarenta años han denunciado sistemáticamente estas teorías como herramientas utilizadas para discriminar a minorías espirituales no populares. Sin embargo, la PROTEX y otras instituciones argentinas siguen promoviéndolas, haciendo redadas al estilo militar y persiguiendo a grupos religiosos y espirituales cuyos miembros niegan ser víctimas y afirman que se han unido a sus movimientos y realizan trabajos voluntarios para ellos basándose en su propia libertad de elección, protegida por la Constitución. Los fiscales en Argentina continúan citando una desacreditada literatura antisectas, ignorando el enfoque académico dominante que ha rechazado como no comprobables y no científicas las nociones de que las “sectas” son esencialmente diferentes de las “religiones” porque utilizan el “lavado de cerebro”.
Como ocurrió típicamente en el caso de la Escuela de Yoga de Buenos Aires (BAYS), las mujeres han sido acosadas afirmando que fueron explotadas para trabajar gratis para BAYS, incluso como prostitutas. Ellas niegan haber sido prostitutas o explotadas, pero el argumento de PROTEX es que la voz de las presuntas víctimas de la trata de personas y del lavado de cerebro es, por definición, irrelevante. Estas mujeres, en su mayoría profesionales de entre 40 y 50 años, son por tanto verdaderas víctimas –de PROTEX. En otros casos, estimadas organizaciones humanitarias internacionales basadas en la religión, como REMAR, que se basan en el trabajo voluntario, han sido allanadas alegando que, dado que los voluntarios no reciben un salario regular, también son víctimas de la trata de personas.
Es evidente que las disposiciones legítimas contra la trata de seres humanos real se están utilizando indebidamente para discriminar a las minorías religiosas y espirituales a las que sus oponentes tachan de “sectas” y acusan del delito imaginario de “lavado de cerebro”, como una especie de versión apenas modernizada de las antiguas acusaciones de brujería o de controlar a las víctimas mediante el mal de ojo.
Estas violaciones de los derechos humanos y del derecho a la libertad de religión o de creencia son contrarias a las obligaciones internacionales de Argentina y deben cesar inmediatamente. Las disposiciones internacionales sobre libertad de religión o creencia no distinguen entre religiones “buenas” y “sectas” “malas”, y piden que todos los grupos religiosos y espirituales, populares o no populares, sean igualmente respetados y se les permita actuar libremente según sus propias doctrinas y principios.
Bitter Winter, revista diaria sobre libertad religiosa y derechos humanos
CAP-LC – Coordinación de Asociaciones y Particulares por la Libertad de Conciencia
CESNUR – Centro de Estudios de las Nuevas Religiones
EIFRF – Foro Interreligioso Europeo para la Libertad Religiosa
Fedinsieme [Religiones Unidas]
FOB – Federación Europea para la Libertad de Creencias
FOREF – Foro Europeo para la Libertad Religiosa
Gerard Noodt Foundation for Freedom of Religion or Belief – Fundación Gerard Noodt para la Libertad de Religión o Creencia
HRWF – Derechos Humanos sin Fronteras
LIREC – Centro de Estudios sobre Libertad Religiosa, de Creencias y de Conciencia
OPR – Observatorio del Pluralismo Religioso
ORLIR – Observatorio Internacional de la Libertad Religiosa de los Refugiados
Soteria International